viernes, 20 de mayo de 2011

cual es tu lìmite?

" En ti JEHOVÁ yo he confiado; no sea yo confundido jamás; librame en tu justicia.(Salmo 31 -1). Cuando el salmista expresa su devoción en medio de una persecución implacable como la que padecía DAVID por parte del rey SAÙL , es tener un acto de valentía y de solución ante las adversidades de la vida. Las situaciones dificiles de la vida regularmente son un caos que no entendemos y escuchamos voces de derrota que nos invitan a declinar de la manera más funesta. Llegan voces del interior del corazón que nos arrastran a un estado de desprecio personal y de incapacidad laboral que el fin de la existencia parecería ser la opción definitiva. El llanto muchas veces acompaña nuestro caminar, las miradas de los transeúntes nos despojan de todo ropaje y nos hacen entender su indiferencia. La calamidad es un episodio que destruye toda nuestra parte intima fluyendo a través de ella la desconfianza y la desilusión. Hoy nuestro SEÑOR JESUCRISTO en ese camino liviano que nos ha enseñado a depositar esas angustias en sus manos y poder desplazarnos en nuestras ocupaciones diarias confiando en su amor. Pensar en su amor nos transporta a su paz celestial y se convierte verdaderamente en ese refugio que jamás imaginamos. Jesús es en la roca en la cual podemos cimentar todos nuestros proyectos. Si la aflicción llega el la aparta de nuestro entorno y la transforma en paz. La verdad que Cristo nos ofrece hay que experimentarla para poderla transmitir a los demás, vivir en su amor y en su libertad nos despeja de todo lo funesto, de lo que nos llama a la desesperaciòn. Cuando le conocemos podemos decir:" he confiado". En su amor el nos saca de la red que el mundo nos ha tendido en su implacable competitividad, nos conduce por estancias de crecimiento espiritual que nos permiten desarrollar una vida plena en EL. Mi vida comenzò cuando CRISTO llego a mi corazón, me dio la potestad de ser hijo de DIOS y puedo cantar de su amor inefable; puedo exclamar: ¡me alegrare y me gozare en su misericordia porque el ha visto mi aflicción!. EL ha conocido nuestra alma en la angustia. Cuando sentimos que el miedo nos asalta por todas partes encerrándonos en las celdas del infortunio debe hacerse un alto en el camino, respirar profundamente, levantar la mirada hacia las moradas eternas donde mora nuestro padre celestial, observar nuestro entorno y pensar en lo pasajero que es todo lo material, ahí, es cuando comprendemos la grandeza de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. porque entendemos que somos peregrinos, que el paso por esta morada terrenal solo constituye un camino hacia las moradas que EL mismo ha ido a preparar; esta nuestra esperanza y nuestra paz, saber que vamos camino a ese encuentro con EL en el cielo. Te invito a que hoy mismo usted tome la desiciòn de querer estar en las moradas celestiales cuando usted muera, aceptando a JESÚS como su salvador personal, hágalo en un rincón de su habitación, en el parque o la empresa. CRISTO TE AMA Y TE QUIERE DAR VIDA ETERNA.

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