En el evangelio de Mateo encontramos un principio de sabiduría y de doctrina cristiana fundamental. En el capitulo 5: 13 dice:< vosotros sois la sal de la tierra: si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y ser hollada por los hombres.> La sal con sus componentes químicos es uno de los elementos purificadores de la naturaleza. Imagine por un momento si el agua del mar no fuera salada, tendría el componente de un gran charco cenagoso y putrefacto; la sabiduría de DIOS es manifiesta de esta forma para que nosotros entendamos el principio de la purificación. Cuando Nuestro Señor Jesucristo manifestó en el sermón del monte que deberíamos tener la característica de la sal, se refería a que debemos con toda nuestra mente y nuestro corazón vivir de una manera limpia y ordenada, filtrando toda la contaminación del mundo que se introduce en nuestra mente con el único objetivo de atraernos hasta sus huestes de maldad y dejarnos como un gran charco putrefacto y cenagoso. Del mismo modo, debemos asistir a nuestros hermanos y a nuestra iglesia para detectar todo lo profano que puede arraigarse en cada corazón cristiano, creando la división y la permisividad del pecado; aquí satanás ataca sutilmente desconcertando propios y a extraños.
La vida dentro de nuestros hogares debe ser siempre centrada en la enseñanzas de JESÚS, velando siempre por la continua purificación del pensamiento y de la conducta que desempeñemos allí. Es crear los filtros necesarios para que instrumentos del mundo como la televisión, la radio y el Internet mal utilizados no lo ataquen de manera despiadada, dañando la mentalidad de los niños y lo jóvenes. La reacción natural de un niño cuando ve una película violenta es imitar al actor principal , el bueno de la película, con toda su violencia y pornografía descrita. anhela tener su arma y atacar despiadadamente a su enemigo; aquí es donde debemos detectar el mensaje subliminal. Ser sal implica dar la buena batalla en el Nombre de JESÚS , seguir sus huella y resistir al enemigo para que hulla de nosotros.
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